SALPICADURAS CALIENTES EN LA GRAN CIUDAD

Un mar de gente corre por las aceras abarrotadas, sin saber nada más que su destino. Aún así, una mujer agachada para orinar levantaría algunas cejas, por lo que estas mujeres necesitan esconderse de la vista. Una señorita elegante con botas de tacón alto y metida en una blusa camina su bolso grande a un lado mientras el meado sale en cascada de su coño agachado. La sencilla Jane, con falda a cuadros y gafas, sostiene su barriga en apuros hasta que finalmente puede ponerse en cuclillas y hacer chorros. Luego, una chica peluda con vaqueros y botas puede rociar la acera y secar su hendidura peluda a tiempo para salir corriendo hacia su tren de la tarde.