La joven aficionada voluptuosa se castiga y juega consigo misma.
Al maestro Len le gusta hablar casualmente con sus hijas antes de infligirles tanto dolor como cree que pueden tolerar. Le gusta jugar con el coño y las tetas de esta chica. Se está quejando, siendo la aficionada que es. Protesta pero con sonrisas y risas. Todo atado y hablador, sus muñecas están atadas a sus tobillos. Él la hace tomar la pesada correa, pero claramente la piel de esta chica es especialmente sensible. Él la golpea con el cepillo para el cabello y hace que se lo agradezca, pero le permite frotar su punzante trasero, que él procede a tocar como un tambor. También le gusta jugar consigo misma, con su coño y sus amplios senos.
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